miércoles, 5 de septiembre de 2012

Antisocial

Es agradable caminar bajo la lluvia y más aun caminar acompañado; antes solía hacerlo: caminar con las personas que quería. No se en que momento pasó pero ahora camino solo sin nadie alrededor; la lluvia que cae sobre mi cabeza calma mi intranquila alma y suaviza mi constante estress, mas soy un punto en la misma nada.
Es curioso como antes la calle por la que transito ahora esta deshabitada, pero camino con la satisfacción de que esta lloviendo. Ojalá estuviera así todo el bendito día.
Y pensar que antes en mi casa siempre tenía amigos que compartían conmigo, que cuando salía a caminar ellos iban conmigo; aun no logro entender que pasó. Un día un buen amigo me recomendó reflexionar de vez en cuando sobre mis actos ya realizados y sobre los actos que haré, quizás sea buen momento para aquello. Sí, tenía amigos y muy buenos, compartían conmigo y algunos eran como mis hermanos; teníamos momentos alegres con algunos y con otros pasábamos alegrías y tristezas; agradables momentos tuve pero ya no.
De un momento para otro ellos comenzaron a alejarse de mi como si fuera una especie de mutante asqueroso, de repente hacía cualquier especie de acción que de alguna u otra manera los incomodaba y poco a poco mi círculo se desfragmentó a tal punto de que los más cercanos a mí siguieron a mi lado. Bueno, era de esperarse que los interesados solo estuvieran conmigo por la utilidad que presento y eso no me molesta, es más: agradezco que se hallan ido de mi lado; todo siguió descendiendo en caída libre y de un parpadeo mis compañeros de armas desaparecieron. En mi mente se gestaban métodos para retenerlos y conservarlos, mas ,al parecer, eran los menos adecuados pues poco a poco mis pocos grandes camaradas se alejaban de mi como una clase de repulsión que se generaba hacia mi persona; pues bien, intenté cambiar mi mentalidad para atraerlos nuevamente y así poder renovar y reconstruir mi círculo. Sigo caminando bajo la lluvia imbuido en mis pensamientos.
Siempre me encantó andar bajo las precipitaciones y con un amigo en especial que amenizaba la caminata, pero de un momento a otro cual espejismos este camarada desapareció sin dejar rastro; sin lugar a dudas este es el fondo del abismo en el cual ahora me encuentro: solo y abandonado a mi suerte, e incluso yo mismo me he abandonado. Que triste.
Camino bajo la lluvia, el agua caída del cielo relaja mi apesadumbrada alma, pero no la sana. Cae mucha agua pero hasta esta misma agradable aguacero me ha abandonado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario