sábado, 31 de marzo de 2012

Infinito

Tengo un problema que nadie aun puede responderme, ni siquiera yo: quiero inmortalizarme pero no se como. Solo se que soy un ente simple que ni siquiera soy capaz de comprenderme; sé que de alguna forma complemento algo tan complicado que nadie puede explicar, de ahí que se genera en mi mente una categoría para este enmarañado de sucesos compartidos: la realidad. Desde esta definición surge en mi conciencia una cuestión tan difícil de hacer pero tan fácil de formular; por alguna causa viendo la eternidad de la realidad deseo y anhelo ser infinito en extensión y complejidad, tan similar a este devenir a-temporal que trasciende la percepción de las partículas de polvo de Dios, mas conocidas como humanos.
Quizás no sea el único que formule este razonamiento, mas dentro de mis reflexiones surgen posibilidades de eternidad. 
Siempre recurro a la descomposición de mi unidad con mi preciada alma para dejarla ir y entonces fusionarme con el "siempre", sin embargo, la trascendencia que anhelo jamás se perpetuaría, así que deshecho esta falaz idea. A veces discurro en la idea de dejar huella de alguna forma tal que aunque mi cuerpo se corrompa por el tiempo aun sea recordado; preciso es cavilar que la manera de ser inmortal no es con el daño y perjuicio de una generación, de suerte que si recurro a esto seré recordado como un vil malvado. Pretendo mi inmortalidad no con mi unidad junto a mi cárcel que tiene atrapada mi alma, pretendo, sabiendo mi finitud en el tiempo, inmortalizar mi nombre con una marca en la historia personal y compartida con una hazaña, con una idea, con una teoría que haga recordar a las masas futuras como aquel que utilizó bien este lapso y no como aquel que desperdicio su oportunidad.
Aspiro a algo que comprendo no es fácil para nadie, solo pocos han tenido la fortuna y la dicha de ser recordados, ya sea para bien o para mal, aspiro a ser infinito.

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