He aquí que puedo contrastar a dos amigos míos de los cuales hemos conversado amenamente varias horas; lo que nos compete ahora es ver que es lo que varias personas comentan: libertad.
He mencionado a dos de mis amigos para esta ocasión. Comencemos.
¿Qué entendemos por libertad? es la libre acción humana, pero si consultamos a Friedich Nietzsche nos diría con su gran verborrea: mi amigo usted cree que es libre, mas todo lo que haga es sometido por la voluntad; sí es cierto, todas nuestras acciones dependen y se mueven en pos de la voluntad que queramos para nuestras propias conveniencias y si vamos aun más allá veremos que todo lo que nosotros libremente elijamos, ya lo sabía de antemano la, que denomino yo, SUPER VOLUNTAD. En nuestra dimensión limitada creemos que somos de cierta manera libres, pero en la dimensión divina no hay libertad para con nosotros, pues esa voluntad divina ya sabe lo que haremos con muchos años luz de anticipación.
Pero ya que dijimos que eran dos amigos míos, sacaré a colación a mi amigo personal Aristóteles, que diría el macedonio: caballero si usted en cierta ocasión indeterminada quiere algo, lo desea y al desearlo comienza a obrar, y al obrar usted elije la acción que pareciera ser voluntaria, mas como desea algo y obra por ese objeto deseado, sin algún agente externo que influya en su elección, es libre. Bien, yo comparto la decisión de Aristóteles acerca de mis actos voluntarios, pues aquel agente divino ni siquiera quiere saber que yo soy su creación, pues solo quiso entretenerse; contrastando al alemán y al macedonio puedo concluir: no elijo nacer, pero si elijo morir; no elijo enamorarme, pero si elijo casarme; no elijo mi familia, pero si elijo si vivo con ellos.
¿Ahora díganme amigos míos donde hay libertad si no elijo pero si elijo?